El burnout comenzó con los
voluntarios y poco a poco se ha ido ampliando las definiciones para otras
profesiones remuneradas.
Son conceptos muy comunes en
el plano asistencial, aunque se está ampliando a trabajos que poseen mucho
contacto con las personas.
Históricamente dos teorías:
- Freudenberger: síntomas físicos y mentales que
se desarrollaban en personas que se dedicaban a una labor social. Punto vista
clínico.
- Christina Maslach: MBI: cuestionario que recoge
las dimensiones. Se centro en los profesionales de la salud. Encuentra tres dimensiones:
agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal en el
trabajo. Perspectiva psicosocial.
Existen muchas definiciones
acerca de este tema.
Gil-Monte y Peiró: respuesta
al estrés laboral crónico con actitudes y sentimiento negativos hacia las
personas con las que se trabaja y hacia el propio trabajo; así como por la
vivencia de encontrarse emocionalmente agotado.
La definición más aceptada es
la Maslach.
Características comunes:
-
Respuesta al estrés laboral crónico.
-
Experiencia interna psicológica.
-
Plano individual o institucional.
Maslach se centra en cuáles
son las causas y como disminuirlas para evitar el Burnout.
Definimos las dimensiones:
-
Agotamiento emocional: perdida de energía, de
capacidad de estrega a los demás, de recursos emocionales.
- Despersonalización: no se ve al paciente como
persona si no como el responsable de tus problemas. Falta de sensibilidad y
mayor dureza hacia el paciente. Es la dimensión que más caracteriza al
Burnout.
- Falta de realización personal en el trabajo: la
persona no se siente realizado al hacer su trabajo o no es competente.
Características de las
personas.
-
Mujer mayor de 44 años.
-
Más de 19 años en la profesión.
-
Más de 11 años en el centro.
-
Más de 21 pacientes a su cargo.
-
70% de la jornada laboral de entre 36 y 40
horas.
La etiología, por su parte, es
multifactorial: extraorganizacional, organizacional e individual.
-
Extraorganizacional: sociocultural,
sociopolítico y sociofamiliar.
Mi intervención en el BID se
ha basado en la dimensión de la despersonalización. En esta dimensión se
observa que el personal sanitario no considera al paciente como una persona,
sino que lo ve cómo un objeto o una enfermedad, el cuál es el responsable de
sus problemas.
Finalmente ha introducido la
forma en la que se puede actuar sobre la organización, grupo e individuo. Y
estableciendo que se debe de llevar a cabo una prevención primaria, secundaria
y terciaria para poder evitar y controlar la aparición de Burnout.